El 'Maestro' del sol naciente, Ryūichi Sakamoto, protagonista de febrero en el CICCA

La Asociación de cine Vértigo organiza en febrero de 2024, en el CICCA de Las Palmas de Gran Canaria, Fundación La Caja de Canarias, el ciclo "Ryūichi Sakamoto", para homenajear al músico, activista, productor, escritor, cantante, pianista, actor…, el compositor japonés más internacional e influyente del último medio siglo, fallecido en 2023.

Los títulos y sus fechas de proyección, en horario de 18:30 horas y con entrada gratuita, son:

  • Feliz Navidad, Mr. Lawrence”, de Nagisa Oshima, 1983. (Lunes 5 de febrero)

  • Ojos de serpiente”, de Brian De Palma, 1998. (Lunes 19 de febrero)

  • El renacido”, de Alejandro González Iñárritu, 2015. (Lunes 26 de febrero)

Consulta o descarga el folleto: [pdf]

Ryuichi Sakamoto, 2008 (Wikimedia Commons)

Cuando compongo para las películas estoy realizando la idea de alguien más. Estoy personal y musicalmente limitado, pero esas limitaciones también pueden ser una fuente de inspiración. Con frecuencia descubro nuevas posibilidades para mí que nunca creí que existieran.
— Ryūichi Sakamoto ('Coda', 2017. Director, Stephen Nomura Schible)

El 28 de marzo, a los 71 años, moría Ryuichi Sakamoto en Tokio, prefectura en la que nació un 17 de enero de 1952. Su padre era un conocido editor literario, con el que no se llevó muy bien, y su madre diseñaba sombreros de mujer.

Fue lo que se llama un niño prodigio, dicen que una mente prodigiosa de manual…, tocaba el piano a los 3 años y entendía cuando se hablaba en español y en otros idiomas que nunca había estudiado. El eclecticismo era un adjetivo que le definía perfectamente, fruto del interés por aspectos muy diversos, todos ellos relacionados con el sonido y la música. «Sinceramente, no sé cuántos años me quedan», reflexiona en el documental Coda (2017). «No doy nada por sentado. Pero sé que quiero hacer más música. Música que no me avergüence dejar atrás: un trabajo significativo».

Su preocupación por los problemas sociales y medioambientales comenzaron a influir en sus trabajos y en su actividad pública a partir de 1992, según sus propias palabras. Después del desastre nuclear en la central nuclear de Fukushima en 2011, Sakamoto se convirtió en un activista del movimiento antinuclear de Japón y organizó un concierto «No Nukes». El día antes, habló en una protesta frente a la residencia del primer ministro de Japón. «Vengo aquí como ciudadano», dijo. «Es importante que todos hagamos lo que podamos y levantemos la voz».

Se interesó por el jazz desde los años de instituto, y en los setenta descubre la música de los alemanes Kraftwerk, lo que le llevó a su pasión por la electrónica, muy presente en el ideario de aquella Yellow Magic Orchestra (YMO) que compartió desde finales de la década con Yukijiro Takahashi y Haruomi Hosono, algo que no impidió que realizara trabajos individuales.

Ryūichi Sakamoto en una escena de “Feliz Navidad, Mr. Lawrence” (1983)

Su relación con el cine y las bandas sonoras comenzó con Feliz navidad Mr. Lawrence (1983). Nagisa Oshima lo llamó para que actuara en su película y él (que se describe en esos años como joven y caprichoso) le puso como condición componer también la música de este filme. La canción principal fue una de las composiciones más famosas de Sakamoto, que recibió por ella un Bafta a la Mejor banda sonora.

Y así fue como empezó a trabajar para reconocidos directores como Bertolucci (El último emperador, 1997, con la que ganó un Óscar a la Mejor banda sonora y un Globo de oro por la música de El cielo protector, 1990), Almodóvar, Oliver Stone, Brian De Palma, González Iñárritu, etc. Su amor por el cine también lo plasmó en un proyecto con el que homenajea a Andrei Tarkovsky, “async” (2017), y que fue una celebración de su enfermedad superada (el primer cáncer se lo diagnosticaron en 2014). En esta composición hay una grabación del escritor Paul Bowles recitando un pasaje de El cielo protector (1990) sobre la mortalidad.

La segunda arremetida del cáncer hizo que el compositor concibiera un diario musical que fue la última de sus obras. El álbum se compone de 12 elegías en las que se mezclan piano y sintetizador. Las pistas están tituladas y secuenciadas en el orden en que se grabaron.

Entre los reconocimientos que recibió se incluyen un Óscar, un Grammy, un Bafta y la Orden de las Artes y las Letras del Ministerio de Cultura francesa.