Mujeres directoras en Dinamarca protagonizan marzo y abril en el CICCA

La Asociación de cine Vértigo, en colaboración con el Danish Film Institute y la Embajada de Dinamarca en España, organiza en marzo, mes de la mujer, y abril de 2024, en el CICCA de Las Palmas de Gran Canaria, Fundación La Caja de Canarias, el ciclo “Cine danés en femenino”, con siete filmes, estrenados entre 2010 y 2018, dirigidos por mujeres cineastas del país nórdico.

Los títulos y sus fechas de proyección, en horario de 18:30 horas y con entrada gratuita, son:

  • En familie”, de Pernille Fischer Christensen, 2010. (Lunes 4 de marzo)

  • Ekstra Bladet: Uden for citat”, de Mikala Krogh, 2014. (Lunes 11 de marzo)

  • Rosita”, de Frederikke Aspöck, 2015. (Lunes 18 de marzo)

  • Så meget godt i vente”, de Phie Ambo, 2014. (Lunes 1 de abril)

  • Lang historie kort”, de May el-Toukhy, 2015. (Lunes 8 de abril)

  • Darling”, de Birgitte Stærmose, 2017. (Lunes 15 de abril)

  • Den tid på året”, de Paprika Steen, 2018. (Lunes 29 de abril)

Consulta o descarga el folleto: [pdf]

El cine danés, con una producción anual continuada igual o superior en número a la de sus vecinos suecos, es uno de los más dinámicos e importantes de Europa, de la misma forma que constituye una de las cinematografías más antiguas, por lo que disfruta de una gran tradición histórica dentro del séptimo arte.

Tal es así, que la primera proyección pública tuvo lugar en Copenhague en 1896, meses después que la de los Lumière en París, y al año siguiente Peter Elfelt filmó la primera película danesa. Mientras, los primeros cines surgen en 1904 y en 1906 Ole Olsen funda una de las más antiguas productoras europeas, la Nordisk Film Company, convirtiendo al país en un importante centro de producción cinematográfica, gracias al trabajo de directores visionarios como Benjamin Christensen y August Blom, que crearon obras pioneras, como “Det hemmelighedsfulde X” (1910) y “Atlantis” (1913), respectivamente, o "Afgrunden" (1910) de Urban Gad, dando lugar a un periodo dorado dentro del cine danés y a establecer una reputación internacional de calidad y originalidad.

El período de entreguerras supuso la aparición de la figura totémica de Carl Theodor Dreyer que, a partir de su debut con “El presidente” (1919), disfrutó de una carrera internacional, rodando en Suecia, Noruega, Alemania y Francia, donde dirigió la influyente "La pasión de Juana de Arco" (1928), alcanzando un estilo visual distintivo, que iría depurando en un progresivo proceso ascético.

Luego, la crisis internacional y la llegada del cine sonoro en 1931 (“Præsten i Vejlby”, de George Schnéevoigt fue el primer ejemplo), impusieron el cambio de paradigma sufrido en aquellos años, al pasar de una potencial distribución internacional de las películas mudas, al reducido mercado nacional que impone la lógica de las películas habladas en lengua vernácula. Esta situación se prolongó a lo largo de los años, hasta finales de los ochenta y principios de los noventa del pasado siglo, si bien merece la pena destacar el enorme desarrollo del cine documental, que tiene una larga tradición, alimentada por los trabajos seminales de Theodor Christensen y Karl Roos, así como el auge del cine erótico (propiciado por la abolición en 1969 de la censura sobre el cine pornográfico). La reentrada del cine danés en el panorama internacional vino de la mano de El festín de Babette (Gabriel Axel, 1987) y Pelle, el conquistador (Bille August, 1987), así como del movimiento Dogma 95, de Lars von Trier (Idioterne, 1998), Thomas Vinterberg (Festen, 1998) y compañía, que abogaban por un retorno a la simplicidad y la autenticidad en el cine. Esto atrajo el foco internacional y revitalizó la industria cinematográfica danesa que, con el cambio de siglo, no solo ha sabido mantener esa tendencia, sino que la ha amplificado con gran éxito, tanto dentro del circuito internacional de festivales, como también en el seno del 'cine transnacional' (Nicolas Winding Refn).

Fotograma de “En familie” (2010), película que abre el ciclo.

Precisamente, dos de las directoras más habilidosas en este último campo, Susanne Bier y Lone Scherfig, son la punta de lanza de un nutrido grupo de mujeres cineastas que reflejan el compromiso del país, y también del sector cinematográfico, con las políticas progresivas de igualdad y paridad, donde la presencia de directoras, productoras y guionistas es capital. De ahí el sentido del presente ciclo, que abarca una muestra centrada en la segunda década de este siglo y que, aunque escorada al lado dramático, no distingue entre ficción y no ficción, destacando la tercera incursión detrás de las cámaras de la actriz Paprika Steen.