20ª Semana de cine japonés

Cartel, diseñado por José Manuel Ramírez

La Semana de cine japonés es la actividad de divulgación de la cultura japonesa más asentada en Las Palmas de Gran Canaria. En este año gira en torno al tema ‘Jishu Eiga: El cine independiente japonés en constante transición’.

La 20ª edición de la Semana de cine japonés de Las Palmas de Gran Canaria, cuenta, un año más, con la colaboración de la Casa de Colón, Cabildo de Gran Canaria, donde se celebrará entre el 25 y el 29 de julio de 2022, y el apoyo de la Fundación Japón.

Las proyecciones, de carácter gratuito, tendrán lugar, de lunes a viernes, a las 19:30 horas. Como en anteriores ediciones, un o una especialista, en este año Marina Muñoz Pelegrin, historiadora del Arte, será la encargada de presentar cada película y, el martes a las 18:30 h., impartirá la conferencia «Jishu Eiga: El cine independiente japonés en constante transición».

Para más información consulta o descarga el Programa completo: [pdf]

“El impacto de los nuevos medios en el cine japonés ha avanzado rápidamente, el formato multimedia es ahora, según Mitsuyo Wada, un fenómeno disperso, ubicuo y transnacional, pero también es regional en la economía y cultura, una situación ejemplificada por el cine japonés contemporáneo. [1]

Podría decirse que las obras cinematográficas de esta edición de Vértigo, junto a otras del mismo calibre, son el resultado de la intersección de la tecnología global y las condiciones regionales cinemáticas. Forman parte de un estilo de cine de autor con retazos de cine independiente, o jishu eiga, que se caracteriza por ser la consecuencia del impacto de las producciones digitales y su nueva forma de distribución. [2]

Las producciones del estilo que producían las majors, grandes compañías, han decrecido ante el nuevo cine jishu eiga, popularizándose entorno a 1992 hasta un 80%.[3] Precisamente por el uso incrementado de cámaras digitales y ediciones digitales que reducen el coste, y aceleran los procesos de producción y post-producción, que las jishu eiga se extendieron junto al avance que suponía la digitalización. Estas facilidades dieron paso a nuevos estilos fílmicos, como la incorporación de aspectos formales del estilo documental, método que enfatiza las experiencias, la cultura y las identidades japonesas, elementos que se pierden junto a una producción de un gran estudio. A partir de 1990 una gran mayoría de cineastas se lanzaron a crear obras destinadas a mercados regionales y globales, que supuso una estrategia viable para el futuro del ámbito cinematográfico descentralizado, pues de este modo también ganaron el interés de la audiencia autóctona sobre los vínculos auto-reflexivos de identidad nacional o incluso la subversión de las convenciones narrativas identitarias.

La digitalización ha proporcionado un campo con sus respectivas nuevas normas, las cuales desdibujan los límites entre ficción y documental, muchas veces funcionando como “anti-documentales” o “anti-cine” a la vez que cuestiona los parámetros de la gnoseología cinematográfica, desafiando las jerarquías pre-establecidas. Dentro de estas categorías jerárquicas también se introducen aparatos censores que ofrecen al espectador una versión higienizada del film. En respuesta a esto surgieron nuevos grupos de cineastas que estaban en contra de las convenciones técnicas y narrativas del sistema cinematográfico, como ciertas políticas de censura que se ejercían en el país como parte de ese aparato modernizador que se encargaba de lavar la imagen cultural del país.[4] El cambio de paradigma era tan necesario que muchos cineastas compartieron su opinión al respecto, como lo hizo Nagisa Ōshima ya en 1970:

«Si el método de hacer películas no cambia, entonces las películas tampoco. Un nuevo tipo de cine no emergerá sin un nuevo método de producción » [5]

Las películas presentadas en esta edición son la respuesta necesaria al contexto cinematográfico cerrado y jerarquizado pre-existente, pues buscan alejarse de manera imprescindible de los encorsetamientos de la epistemología fílmica relativa a las producciones majors.

Marina Muñoz Pelegrin
Historiadora del Arte

[1] Wada, 2009, p. 2
[2] Denison, 2016, p. 68
[3] Wada, 2009, p. 3
[4] Turim, 1998, p. 9
[5] Oshima, 1993, p. 260.