19ª Semana de cine japonés

Cartel, diseñado por José Manuel Ramírez

La Semana de cine japonés es la actividad de divulgación de la cultura japonesa más asentada en Las Palmas de Gran Canaria. En este año gira en torno al tema ‘Naruse / Hayashi. Nubes flotantes’.

La 19ª edición de la Semana de cine japonés de Las Palmas de Gran Canaria, cuenta, un año más, con la colaboración de la Casa de Colón, Cabildo de Gran Canaria, donde se celebrará entre el 26 y el 30 de julio de 2020, y el apoyo de la Fundación Japón.

Las proyecciones, de carácter gratuito con inscripción (en www.casadecolon.com/actividades), tendrán lugar, de lunes a viernes, a las 19:30 horas. Como en anteriores ediciones Aythami Ramos, crítico cinematográfico, escritor y Máster Universitario en Teoría e Historia de la Arquitectura por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona – Universitat Politécnica de Catalunya, será el encargado de presentar cada película y, el jueves a las 18:30 h., impartirá la conferencia «Contra el tiempo: la persistencia de la memoria en Nubes flotantes».

Para más información consulta o descarga el Programa completo: [pdf]

“Al mismo tiempo que Kurosawa y Mizoguchi triunfaban en Occidente modelando por medio de sus ficciones de época el imaginario de la llamada Edad de Oro, el todavía “desconocido” Mikio Naruse afrontó provisto únicamente de las herramientas propias del melodrama el que sería uno de los proyectos más influyentes y renovadores de la Historia del cine japonés: la adaptación póstuma de cinco de las principales obras de la novelista Fumiko Hayashi. Una de las representantes más destacadas de la josei-bungaku [literatura de mujeres] de primera mitad del XX y excepcional cronista de la cotidianidad nipona de posguerra, fallecida de forma prematura el 28 de junio de 1951 a la edad de 47 años.

Poeta y prosista vinculada en sus inicios a los movimientos de izquierda y  colaboracionista activa del régimen imperial Shōwa –para el que trabajó como corresponsal en labores propagandistas durante la guerra–, su producción literaria supo conectar con el espíritu de una feminidad doblemente castigada por las secuelas de la bomba atómica y las normas sociales impuestas según los principios confucianos de humildad, abnegación, dulzura, sumisión y paciencia que habían definido desde el Meiji el ideal de mujer japonesa: la Yamato nadeshiko [literalmente, clavel japonés]. El cuestionamiento de aquel modelo patriarcal promovido por los poderes fácticos mediante manuales de buena conducta como el Onna no Daigaku, y su sustitución por un nuevo tipo de mujer –bautizado peyorativamente por la masculinidad dominante como atarashii-onna– constituiría la punta de lanza de una revolución cultural iniciada a finales del XIX por autoras como Ichiyō Higuchi, y actualizada por Hayashi en el marco de la incipiente sociedad de los salaryman [ejecutivos de bajo rango].  

A juicio de la historiadora Catherine Russell, así como la literatura de Hayashi dirige un particular afecto hacia las personas comunes cuya existencia se precipita día tras día fuera de las dinámicas de modernización capitalistas, el cine realizado por Naruse en la década de los 50 extiende dicha empatía a toda una colectividad que no encuentra acomodo en la realidad del mundo moderno. Desde este punto de vista, podría decirse que uno y otro comparten una misma conciencia del tiempo, en la que la persistencia de la memoria se impone a una actualidad sobre la que se aboca un futuro inapelable. Nubes flotantes se erigiría en pieza angular de este singular encuentro entre dos de las figuras más representativas de la narratividad japonesa, cuyo diálogo dotaría al género popular del shomin-geki o “cine de gente corriente” de una densidad temporal tan inédita como imprescindible para comprender el devenir posterior del cine moderno dentro y fuera de Japón.” 

Aythami Ramos