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Diario de una vagabunda

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19ª SEMANA DE CINE JAPONÉS

DIARIO DE UNA VAGABUNDA
Hōrō-ki

Japón, 1962. B/N. V.O.S.E. 124’.

Dirección: Mikio Naruse.
Guion: Toshirō Ide, Sumie Tanaka (a partir de la obra de Kazuo Kikuta).
Fotografía: Jun Yasumoto.
Montaje: Eiji Ooi.
Dirección Artística: Satoru Chūko.
Música: Yūji Koseki.
Productora: Tōhō.
Interpretación: Hideko Takamine, Akira Takarada, Daisuke Katō, Keiju Kobayashi, Kinuyo Tanaka, Mitsuko Kusabae, Noboru Nakaya, Masao Oda, Chōko Iida.

Sinopsis: Tras una infancia desdichada recorriendo el sur de Japón como vendedora ambulante en compañía de su madre y el amante de ésta, Fumiko Hayashi recala en Tokyo a principios de los años 20 siguiendo los pasos de un joven al que conoció en la secundaria, y que la abandona al poco de llegar a la capital. A causa de su escasa formación y su origen humilde, su deseo de llevar una existencia digna choca día tras día con una realidad hostil en la que las mujeres son explotadas laboral y sexualmente por un sistema despiadado. Sola, sin dinero ni familiares que la protejan, malvive trabajando en fábricas y clubs de alterne mientras gasta el poco dinero que gana en libros que luego tiene que empeñar para saciar el hambre. En sus horas libres, escribe poemas y relatos cortos que ofrece a las editoriales sin demasiada fortuna, pero que le granjean una aceptable reputación entre los círculos intelectuales de izquierdas. Sus turbulentas relaciones con distintos hombres que la maltratan física y psicológicamente irán endureciendo cada vez más su espíritu y el de sus escritos, en los que vuelca sus propias experiencias y reflexiones acerca de la pobreza y el papel de la mujer en la sociedad moderna.

AFORO LIMITADO. ENTRADA GRATUITA CON INSCRIPCIÓN. +INFO: AQUÍ.

Reseña: El rodaje en 1955 de Nubes flotantes significó el clímax del proceso de inmersión de Mikio Naruse en la narrativa de Fumiko Hayashi. El guion extremadamente fiel al original de Yōko Mizuki –responsable también de la excelente adaptación de El rumor de la montaña de Yasunari Kawabata llevada a la pantalla por Naruse un año antes– exacerbó como nunca antes el grado de sinergia entre ambos autores, cerrando con broche de oro un proyecto que había tardado cinco años en completarse y que consagró a Naruse en la madurez de su carrera como uno de los grandes maestros de la cinematografía japonesa. Sus siguientes películas seguirían en muchos aspectos las líneas abiertas en este período, antes de converger definitivamente en la testamentaria –y en gran medida, adelantada a su tiempo– Nubes dispersas (1967). Pero Naruse, a su pesar, aún tendría que regresar una vez al universo de Hayashi por imposición de la Tōhō, empeñada en conmemorar el treinta aniversario de la Takarazuka Eiga –la más antigua de las empresas fundadoras de la compañía– con una serie de suntuosas producciones en gran formato. Entre ellas, un biopic a mayor gloria de la actriz Hideko Takamine, basado en una pieza teatral del dramaturgo Kazuo Kikuta sobre la vida de la autora.

Hōrō-ki toma su título de la novela con tintes autobiográficos que convirtió a Fumiko Hayashi en una escritora de éxito en el ambiente renovador de finales del período Taishō y comienzos del Shōwa. La obra fue publicada por entregas entre 1928 y 1929 en la revista femenina Nyonin geijutsu, contando con varias secuelas y ediciones revisadas a cargo de la propia Hayashi; la última de ellas, tan sólo dos años antes de su fallecimiento. Algunos fragmentos del libro aparecen, de hecho, sobre-impresionados en imagen, recuperando una práctica común del cine mudo empleada, entre otros, por Heinosuke Gosho –con quien Naruse llegó a colaborar en Shōchiku como ayudante de dirección–en su célebre adaptación de la obra de Yasunari Kawabata La bailarina de Izu [1933]. Vista hoy, es posible que ésta sea la única aportación relevante de Naruse a una película demasiada encorsetada por las premisas grandilocuentes de un sistema de estudios en franca decadencia. El epílogo que muestra a Hayashi al final de sus días como una mujer huraña y excéntrica, dispuesta a malgastar el dinero en absurdos oropeles para su madre mientras se niega a financiar la carrera de jóvenes escritores, bien podría interpretarse en este sentido como una crítica oportuna y nada velada del cineasta sobre lo anterior.

Aythami Ramos

Earlier Event: July 29
Crisantemos tardíos
Later Event: October 4
Nación