El cine rumano protagoniza febrero en el CICCA

La Asociación de cine Vértigo, en colaboración con el Instituto Cultural Rumano en Madrid y Dacin Sara -Derechos de autor cinematográficos y audiovisuales Sociedad Rumana de Autores Audiovisuales- organiza en febrero de 2023, en el CICCA de Las Palmas de Gran Canaria, Fundación La Caja de Canarias, el ciclo “La descolonización del cine rumano”.

Los títulos y sus fechas de proyección, en horario de 18:30 horas y con entrada gratuita, son:

  • “Scurtă istorie (A Brief History)”, de Ion Popescu – Gopo, 1957, y “El molino de la fortuna” de Victor Iliu, 1957. (Lunes 6 de febrero)

  • “La revuelta”, de Mircea Muresan, 1966. (Lunes 13 de febrero)

  • “La reconstrucción”, de Lucian Pintilie, 1968. (Lunes 27 de febrero)

Consulta o descarga el folleto: [pdf]

Fotograma de “Scurtă istorie” (1957)

La descolonización del cine rumano

Una de las cinematografías más respetadas en la actualidad es, sin lugar a duda, la rumana. Los grandes festivales internacionales se afanan por conseguir cada nuevo trabajo de Cristian Mungiu, Radu Jude o Corneliu Porumboiu, por citar sólo a algunos de los integrantes de la Noul val românesc (Nueva ola rumana).

Hay quien cita como origen de esa etapa al largometraje Marfa și banii (Cristi Puiu, 2001), y otras voces hablan del corto Trafic (Cătălin Mitulescu, 2004), Palma de Oro en Cannes, como epicentro de este movimiento. En realidad, poco importa cuándo comenzó exactamente este torrente de talento, generado por un grupo de cineastas nacidos durante un periodo poco fructífero del cine rumano, el correspondiente a los años en el poder de Nicolae Ceaușescu, entre 1967 y 1989.

El cine de la era Ceaușescu no pasó a los anales de la historia. De hecho, su llegada al poder puso fin a un breve periodo en el que Rumanía soñó con cierta independencia cultural respecto a la URSS, avivada con un ensalzamiento de los valores tradicionales. Fue apenas una década, en la que esa descolonización se reflejó en la adaptación cinematográfica de grandes obras de la literatura rumana, cargadas de referencias hacia lo autóctono.

Dos de las más destacadas adaptaciones literarias de esa época forman parte de este ciclo. Comenzaremos con La Moara cu noroc (Victor Iliu, 1957), un drama psicológico que tomó como punto de partida un relato corto del reputado escritor y periodista Ioan Slavici. El segundo largometraje es Răscoala (Mircea Mureșan, 1966), premio al Mejor director en Cannes, y que adapta una obra de Liviu Rebreanu, padre de la novela rumana moderna.

Escena de “La revuelta” (Răscoala)

Con la llegada de Ceaucescu, las bridas del poder se apretaron con fuerza y, como no podía ser de otro modo, el cine también sufrió las consecuencias. Nuestro ciclo se cierra con La reconstrucción (Lucian Pintilie, 1968), que adapta una novela biográfica de Horia Pătrașcu pero, en este caso, con una temática de denuncia social que no gustó en las jerarquías políticas por “apartarse de las normas sociales y morales de la sociedad socialista". Estrenada casi de incognito apenas un mes después del nombramiento de Ceaucescu como presidente del Consejo de Estado, la película fue retirada de circulación casi instantáneamente, al tiempo que su director era “invitado” a abandonar el país.

Como guinda a este sugerente pastel contaremos con una pequeña joya del cine de animación, el cortometraje Scurtă istorie (1957) con el que su director, Ion Popescu-Gopo, consiguió por primera vez para Rumanía la Palma de Oro en Cannes. Su relevancia en la historia del cine de su país llega hasta nuestros días, dando nombre a los premios que entrega la Academia del cine rumano (Gopo awards), una estatuilla con la forma del personaje protagonistas de Scurtă istorie.

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