Abril en el CICCA. Sergei Parajanov

La Asociación de cine Vértigo dedica el mes de abril de 2019, en el CICCA de Las Palmas de Gran Canaria, a una de las figuras más fascinantes del cine del siglo XX, el director y artista armenio-georgiano, Sergei Paradjanov: “cineasta de la imaginación indignante”.

Los títulos seleccionados y sus fechas de proyección, en horario de 18:30 horas y con entrada libre, son:

  • “Los corceles de fuego” de Sergei Parajanov, 1964. (Lunes 8 abril)

  • “Sayat Nova. El color de la granada” de Sergei Parajanov, 1969. (Lunes 15 abril)

  • “La leyenda de la fortaleza de Suram” de Sergei Parajanov, 1985. (Lunes 22 abril)

  • “Ashik-Kerib” de Sergei Parajanov, 1988. (Lunes 29 abril)

Sergei Parajanov (1984)

Cineasta inclasificable y excepcional, Sergei Parajanov (1924-1990) nació en Tiflis (Georgia), en el seno de una familia de origen armenio. Aunque inicialmente encaminó sus inquietudes artísticas hacia el canto, en 1945 fue admitido en el VGIK, el legendario Instituto de cine moscovita, donde se convirtió en pupilo de Alexander Dovzhenko, que, tras su graduación, terminaría por llevárselo, a los Estudios de Kiev, donde entre 1954 y 1964 realizó cinco largometrajes.

Sin embargo, su primer hito cinematográfico, tras abandonar el canon de realismo socialista oficial, tuvo lugar en 1963, cuando realiza Los corceles de fuego, se dice que inspirado por el visionado de La infancia de Iván (Tarkovski, 1962). Aunque la película le proporcionó premios y reconocimiento internacional, también supuso el comienzo de su persecución política. Tal es así, que su siguiente proyecto, un filme anti-guerra, fue prohibido. En 1966 es 'invitado' a trabajar en Armenia, donde tras ver rechazados numerosos guiones comienza a trabajar en su obra cumbre, la vida del trovador y poeta armenio Sayat Nova, estrenándola en 1969 como El color de la granada, con enormes problemas de censura y cambios en la edición. A continuación, fue 'condenado' al ostracismo cinematográfico durante 15 años, pasando al menos cinco de ellos en prisión y campos de trabajo (1974-1978 y 1982), durante los cuales encaminó su pasión artística hacia la pintura, el dibujo, las manualidades y el collage. Esta situación duró hasta 1984, cuando por fin pudo dirigir en Georgia otra película, La leyenda de la fortaleza de Suram, y posteriormente Ashik-Kerib. En 1988 comenzó la construcción de una Casa-museo dedicada a su persona en Armenia, que no llegaría a inaugurarse hasta un año después de su fallecimiento.

Con una filmografía relativamente corta, sin embargo, es uno de los cineastas más innovadores y personales del cine soviético de la posguerra, su particular estilo está influido por el arte medieval, los iconos, el cine primitivo, el surrealismo y se nutre de motivos del folclor armenio, georgiano y ucraniano. La obra de Parajanov no solo es única (con la salvedad del Pasolini de los mitos bíblicos y griegos), aunque tiene concomitancias con el universo creativo de su mentor, Aleksander Dovzhenko, en cuanto al aprovechamiento del espacio escénico, y de su amigo Andrei Tarkovski, en cuanto a la espiritualidad, sino que también constituye un ejemplo fascinante de las dinámicas de poder, nacionalidad, política y etnicidad en la antigua Unión Soviética.

Andrei Tarkovsky y Sergei Parajanov

La exhibición de este ciclo, que reúne sus cuatro obras capitales, es una oportunidad excepcional para apreciar su uso expresivo del color, la puesta en escena frontal y el hermetismo de su propuesta de filmación en exteriores. En definitiva, verdaderos poemas audiovisuales, plagados de simbolismo y reminiscencias arcanas, organizadas en base a parámetros puramente sensoriales.